
La semana pasada te propuse que el 29 de febrero hicieras algo especial. Porque, era un día de regalo. Una excusa para vivir el presente, ¡y sentirlo! ¿Lo hiciste? ¡Cuéntamelo! En mi caso, le estuve dando vueltas al tema. No pensaba tirarme en paracaídas, ni tampoco montar en globo. ¡Tengo vértigo! No estaba muy inspirada. Basta con proponerte hacer algo original, para que no se te ocurra nada. Pero, cuando abrí el armario para vestirme, lo tuve claro. ¡Me vestiría de verde! Es mi color preferido, así que tengo unas cuantas prendas con diferentes tonalidades. ¡Gorra irlandesa incluida! Nunca las había combinado todas. El resultado fue curioso, ¡parecía una montañista inglesa! Cuando me vi en el espejo, una vocecita interior me preguntó, alarmada, «¿En serio vas a salir así a la calle?» Rotundamente sí. Pero, me faltaba algo. Un toque especial. ¡Eureka! Tenía un globo verde en casa, así que lo inflé y lo colgué de la mochila que me acompañaba. Cuando salí de casa, sentí cierta vergüenza. Por favor, ¡pero si ya había pasado el carnaval! También sentí cierto orgullo. Me había propuesto hacer algo distinto y lo cumplí. ¡Eso es algo maravilloso! Así que emprendí la marcha. Y la vida me regaló un momento entrañable. Iba yo paseando de verde cuando, de pronto, apareció un niño de unos cuatro años montado en un patinete. Le acompañaban su madre y hermana. Se quedó mirando mi globo. Embelesado. Se lo ofrecí. El tamaño de su sonrisa fue tal, que pude verle todos los dientes. Sin mediar palabra, la madre asintió, divertida. Lo sujetaron al manillar del patinete y el nene se marchó feliz, moviendo repetidamente el pie sobre la acera para darse impulso y, de este modo, darle vida al globo. Continué con mi marcha, paseando mis verdes por la ciudad. Constatando que nadie me miraba de ningún modo especial. A veces nos privamos de hacer cosas por miedo a hacer el ridículo. Al qué dirán. Yo no sé si el hecho de haber estrenado 45 años tiene algo que ver pero, me doy cuenta de que, cuanto mayor soy, más hago el payaso. ¡Y cómo lo disfruto! Discrepo cuando alguien habla de la seriedad que comporta la vida de adulto. ¡En absoluto! En nuestro interior siguen vivas todas nuestras facetas. La niña. La adolescente. La adulta. La anciana. Todas. Creo firmemente que una vida plena consiste en hacerles un hueco a todas ellas. Darles voz. En momentos distintos. En ocasiones distintas. Pero, siempre, vivir visibilizándolas. Solo así es posible una vida donde quepan todos los colores. Porque, aunque tengas uno preferido, los demás también existen. Forman parte de ti. ¡Defiende tu arcoíris!
Jajajja!! Que bueno Virginia!! Yo también la lié! Organice una fiesta 🎈 sorpresa a mi marido con su familia que hacia tiempo no veía! Era 29 de febrero y cumplía 50 años!! No tenía excusas!!! Pilar
¡Qué grande! Muy bien, seguro que le encantó. Un abrazo Pilar.