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La elección

El tema de viajar en el tiempo gusta. Mucho. En 1895 se publicaba una de las primeras novelas de ciencia ficción: La máquina del tiempo, de Herbert George Wells. Desde entonces, el tema ha continuado despertando gran fascinación. Quién no recuerda, en la década de los ochenta, las aventuras de Doc y Marty McFly en Regreso al futuro. O la saga Caballo de Troya, de J.J.Benítez. También es un tema muy recurrido en el mundo de las series de televisión: la española El ministerio del tiempo, la alemana Dark o la británica-estadounidense Outlander. Sin duda alguna, una máquina del tiempo tendría una larga cola de candidatos viajeros. Quizá tú estarías en ella. Pero, ¿y si solo pudieras realizar un viaje? A ser posible, de ida y vuelta, claro. Puestos a imaginar, ¡mejor regresar a casa! Tienes que escoger una fecha concreta del calendario. También un lugar. ¿Qué eliges? No resulta fácil, ¿verdad? Cuesta. La elección discurre entre dos bloques de fechas: por un lado, aquellas relacionadas con acontecimientos históricos cruciales para el devenir de la humanidad y, por otro, las relacionadas con tu propia vida. Qué difícil resulta. Más cuando toda elección comporta una renuncia. Pero, también es muy tentador. Asomar la nariz. Observar sin interaccionar. Venga, ¿sabes ya qué indicarle a la máquina? El tiempo apremia. ¡La cola está llena de gente deseando ocupar tu lugar! En menuda encrucijada te he metido. Perdóname, ¡es que me van los retos! No me mires así, desafiante. Interrogante. Sí, yo lo tengo claro. ¡Va en serio! Aunque mi cabeza ha calibrado varias fechas posibles. ¿El momento en el que se descubrió la penicilina? Sin duda es interesante, claro. Pero, no. ¿Mi concepción? ¡Quita, quita! ¿El instante en el que Howard Carter descubrió el tesoro de Tutankamón? Aquello debió ser alucinante, sin duda. No obstante, lo descarto también. ¿El momento en el que la humanidad deja de matarse y empieza a colaborar? Nada, visto el patio, quizá falten milenios para eso. A ver, un momento único. Que signifique algo. Grande. ¡Ya lo sé! Volvería a aquella noche del concierto de Vega en la sala Apolo de Barcelona. Noche mágica en la que descubrí, arropada por las notas musicales y la voz de una compositora excelente, a mi compañera de vida. Me observaría en casa, de madrugada, pensándola. Curioseando el Facebook de nuestra amiga en común, la que nos presentó. Buscándola para enviarle un mensaje. Debatiéndome entre escribirle o no. Temblando solo con la idea de atreverme. Contemplaría aquella escena sonriendo. Sin interferir. Sabedora del desenlace. Escritora de aquel primer mensaje con su consiguiente respuesta. ¡Positiva! Porque, existen momentos tan increíbles, que no basta con vivirlos solo una vez.

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Publicado en Escritura Historia real Libros Mujeres

2 comentarios

  1. Lali Lali

    Muy bonita reflexión

    • Virginia Virginia

      ¡Gracias Lali!

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