
Menudo veranito. Una quinta ola de Covid-19, Afganistán abandonado a su suerte, el Mediterráneo convertido en cementerio de huida, incendios furibundos y hambrientos de hectáreas, el Barça sin Messi, y así un largo etcétera. Agosto ha sido un mes bastante turbulento, y ha dejado de ser un tranquilo paréntesis en el que cargar pilas y reconectar con uno mismo. Daba hasta miedo asomar la cabeza. También, tristeza y un profundo sentimiento de impotencia.
Pero también ha habido momentos buenos, ¿verdad? Sensaciones inigualables que guardarás como un tesoro en algún lugar de tu memoria, para acudir allí cuando lo necesites. Yo he disfrutado mucho contemplando la vida marina. Me aficioné hace unos años, cuando la careta del Decathlon era prácticamente desconocida en nuestro país y solo existía una talla única. Enseguida descubrí que el grosor de su plástico me permitía ver bien sin gafas, lo cual es maravilloso. Hasta entonces, el mar se me antojaba como una masa borrosa azul de la que intuía vida cuando algún atrevido pececillo me mordía las piernas. Va en serio, en Menorca me cataron más de una vez. También dos medusas, pero esa es otra historia. ¡Mejor olvidarla!
Aprendí a mirar sin molestar, a permanecer flotando en silencio mientras observaba rocas y algas. Descubrí peces gregarios, otros solitarios. También, vegetación diversa, que sirve de alimento y cobijo a múltiples especies, como la posidonia, maltratada por las anclas de las barcas. Y surgió la necesidad de saber cómo se llamaban aquellos seres que vivían en el agua, cuáles eran sus principales características. Fue en el Delta del Ebro donde hallé el libro que lo cambiaría todo, Fauna i flora de la mar Mediterrània (está también en castellano). ¡Es una auténtica maravilla! Contiene más de ochocientas especies ilustradas y un sinfín de curiosidades sobre mamíferos, reptiles, pájaros, peces, crustáceos, moluscos, algas, esponjas, etc. Un libro imprescindible para quien quiera conocer mejor nuestro mar. Cuidado, ¡tiene un punto adictivo!
Un amigo me contó que practicar snorkel le ancla en el momento presente. Creo que tiene razón. Te permite olvidar tu mundo para sumergirte en otro silencioso, diverso, iluminado por los rayos de sol que atraviesan la superficie mientras las olas te mecen. Es una experiencia que recomiendo encarecidamente. No es necesario que te conviertas en un buzo profesional, con botella de oxígeno incluida. Basta con una careta y un tubo que te permitan respirar y, si eres una persona friolera como yo, que te protejas con un traje o una chaqueta de neopreno. También, que observes los detalles de los peces, el movimiento de las aletas, el brillo de las escamas, qué plantas prefieren. Descubre al que está agazapado entre algas disimulando su presencia, al lenguado de arena del que solo se adivinan los ojos, al pulpo agarrado a la roca. Déjate rodear por decenas de seres que van y vienen. Algunos se asustarán al verte, otros te mirarán con curiosidad, y la mayoría te ignorará.
El mundo es un lugar hermoso, aunque no siempre lo parezca. ¡Conviene recordarlo! Las agradables temperaturas de septiembre todavía permiten zambullirse en el agua. Anímate, observa y disfruta de nuestro planeta azul.
¡Arranca septiembre!
Muchas personas atacan al mar, yo le hago el amor. Jacques Cousteau.
Foto: carrer de la Llibertat número 39, en Barcelona.

Me encanta tu escrito Virginia. Soy de Badalona y enamorado del mar desde niño. Siempre que puedo cojo la cámara y los trastos de bucear para hacer lo que más me gusta, fotografiar peces, nudibranqios o los paisajes submarinos. Si te gusta el snorkel ,el buceo te apasionaria!!! (Salvando lo del frio, claro) Por cierto en Badalona tenemos uno de los mejores clubs donde te pueden enseñar y al cual pertenezco: El Sasba. Muy cerquita del pont del petroli. No me enrollo más, un placer ver tus peces!!!
Jose, muchas gracias por tus entusiastas palabras. También por animarme a probar el buceo y a recomendarme el que sin duda es un gran club. Aunque el buceo siempre me ha dado respeto, quizá porque no soy buena nadadora, pero ya ves que me encanta mirar peces, así que me tientas…
Un abrazo Jose, y gracias por leer mi escrito.