

El sastre de mi barrio me pregunta siempre si tengo una hermana. Mi respuesta no parece convencerle, porque vuelve a preguntármelo cada vez que me ve. Asegura que tiene una clienta clavadita a mí. «Sois como dos gotas de agua», me dice en un castellano con acento indio. Yo levanto los hombros y le sonrío. Soy hija única (que yo sepa).
Dicen que, en algún lugar del mundo, hay alguien idéntico a cada uno de nosotros; un doble. La cuestión despierta tanto interés, que incluso existe una página web que te ayuda a encontrarlo: Twin strangers. Para conseguirlo, utiliza un programa de reconocimiento facial que compara las imágenes de sus casi once millones de usuarios. Solo representan el 0,13% de la población mundial, pero quizá tu doble esté entre ellos. Si lo encuentras, puedes contactarle y conocerle.
Ser idéntico o muy semejante a otra persona está de moda: nunca habían nacido tantos gemelos y mellizos como en los últimos años. Según un estudio, en cuatro décadas la tasa de nacimientos conjuntos se ha disparado de nueve a doce por cada mil partos. Es decir, uno de cada cuarenta y dos niños es un gemelo. El incremento de la reproducción asistida y el retraso en la maternidad parecen explicar este fenómeno. ¡El mundo se está llenando de dobles!
Una vez conocí a dos gemelas que a mis ojos eran idénticas. Se parecían tanto, que casi nadie lograba distinguirlas. Eran unas pillas y, en época de exámenes, se repartían las materias. El día señalado, intercambiaban papeles con total tranquilidad y, de este modo, estudiaban la mitad del temario. Me pregunto si habrán continuado con la farsa a lo largo de sus vidas. ¡Ay las parejas!
Para dobles, los del cine. Raro es el intérprete que no es sustituido por otro en escenas arriesgadas, comprometidas o que requieren de alguna habilidad especial. Flashdance, una película mítica de principios de los ochenta, con una banda sonora inolvidable y una sorprendente coreografía, encumbró a la actriz Jennifer Beals. Luego se supo que, para las escenas de mayor dificultad técnica, la actriz fue sustituida por tres dobles, ¡dos mujeres y un hombre! La magia del cine hizo que casi nadie descubriera el truco.
La mayoría de los dobles permanecen en la sombra. Nadie conoce sus nombres y solo son valorados por parecerse físicamente a una estrella de la gran pantalla. Por suerte, algunos famosos les reconocen en público su labor. Michael Douglas, por ejemplo, se fotografió con Mike Runyard tras el rodaje de Ant-Man y publicó la imagen en sus redes sociales. Bien hecho. Al fin y al cabo, ¡es su doble habitual desde hace tres décadas!
Hay actores que no quieren ser sustituidos bajo ningún concepto. ¡Ni siquiera en las escenas más arriesgadas! Es el caso de Tom Cruise, que acostumbra a romperse algún hueso durante el rodaje. Está tan empeñado en arriesgarse, que ha estado a punto de morir en varias ocasiones. Durante el rodaje de la sexta entrega de Misión Imposible, cayó al vacío a varios metros de altura. Sus compañeros de trabajo corrieron en su auxilio, convencidos de que se había matado. Tras el susto, quiso continuar con la escena. Supongo que lo suyo es vocacional (o masoquista).
A pesar de la magia del cine o de lo bonito que resulta creer que tenemos un doble que anda suelto por ahí, la exactitud entre dos personas no existe. La similitud, sí. Aunque a los seres humanos nos cueste distinguir a dos gemelos, a la larga se detectan rasgos diferenciales. La inteligencia artificial es más rápida y enseguida descubre al impostor. Es un alivio, la verdad. Aunque quién sabe, quizá algún día se nos clone a lo oveja Dolly. ¡Tiempo al tiempo!
La ciencia demuestra que cada persona es única e irrepetible. Conviene recordarlo, porque en el mundo real se produce la misma disyuntiva que en el cine: puedes elegir entre ser el protagonista de tu vida y ser un actor secundario. Tú decides qué papel quieres interpretar. El problema radica en que nadie puede vivir tu vida en tu lugar. Aunque tengas un gemelo que te eche una manita en un examen o en una ruptura sentimental, solo tú tienes las riendas de tu vida. Cógelas. Aunque te asuste tropezar, merece la pena romperse algún hueso por el camino. No hay nadie mejor que tú para defender tu propia alegría.
«Soy un apasionado del aprendizaje. Soy un apasionado de la vida.» Tom Cruise.
Fotografía 1: baldosa hidráulica fabricada por Butsems y Ca y rescatada por @rajolesdebarcelona.
Fotografía 2: detalle de la fachada de un edificio barcelonés (calle Asturies nº 30).
Dead ringers de David Cronenberg