
Dicen de Julio Verne que fue un escritor visionario. En sus novelas imaginó máquinas que se adelantaron a su tiempo, como el submarino eléctrico, el ordenador o la televisión, y también predijo el viaje a la Luna. Algo parecido sucede con George Orwell y su novela 1984, en la que imaginó una sociedad que manipulaba la información y practicaba la vigilancia sin control. ¿Te suena?
Hay personas que son capaces de adivinar el futuro, no porque tengan algún poder sobrenatural, sino porque, al estar bien informadas o conocer la naturaleza del ser humano, son capaces de prever algunos acontecimientos. Es lo que les ocurre a los mejores jugadores de ajedrez, cuyas mentes brillantes permiten anticipar los movimientos de su adversario. Si te interesa el tema, mira la serie Gambito de dama.
A menudo la realidad supera la ficción. Lo que resulta preocupante, porque la ficción está cada vez más desatada. La última idea hilarante es la película alemana Paradise, que plantea un mundo en el que los ricos pagan cantidades ingentes de dinero para conseguir vivir más, gracias a una tecnología que permite transferir años de vida a otra persona. De este modo, gente asfixiada por las deudas acepta librarse de ellas a cambio de vivir menos.
Si a la capacidad que tiene la ficción de adivinar el futuro le sumamos el poder que tienen nuestros deseos, la cosa se complica. Oscar Wilde ya advirtió que hay que tener cuidado con lo que se desea, porque puede convertirse en realidad. Y nuestra sociedad está obsesionada con la eterna juventud. Y hay gente dispuesta a cualquier cosa con tal de no envejecer. Va en serio: el conde Drácula afirmaba que beber sangre joven rejuvenecía, y Demi Moore se deja chupar por sanguijuelas.
Nos aterra tanto la vejez, que la cosa se nos está yendo de las manos. Hasta no hace tanto, solo algunos pocos creían que lo que decía Drácula era cierto. Incluso se ha cuestionado a la clínica Ambrosia Medical, que afirma poder revertir el proceso de envejecimiento con sangre joven. Cobra el módico precio de doce mil dólares por transfusión. A lo mejor nada de esto te sorprende, de sobras es sabido que en Estados Unidos abundan las extravagancias.
Cada año, dos multimillonarios estadounidenses se gastan millones de dólares en transfusiones sanguíneas de gente joven. Peter Thiel, el cofundador de Pay Pal, ha llegado al punto de ser apodado como «el vampiro», por su no disimulado interés en dichas transfusiones. Con Bryan Johnson, un desarrollador de software, la cosa se pone intensa: practica con su hijo y con su padre el llamado intercambio trigeneracional de plasma sanguíneo. Es decir, que recibe sangre de su hijo a la vez que él es donante de su padre. Amor familiar.
El motivo de alarma viene ahora. Hasta hace poco se tachaba de charlatanes a quienes divulgaban los beneficios de la sangre joven, pero, el pasado 16 de agosto, las revistas científicas Nature, Nature Aging y Nature Communications publicaros tres estudios científicos independientes según los cuales la sangre joven sí es beneficiosa para los cuerpos viejos. Experimentos con ratones así lo demuestran. Los músculos se vuelven más resistentes y el cerebro gana capacidad de aprendizaje.
¿Te imaginas la que se avecina? ¡Un mundo de vampiros! Y no creo que sean tan bonachones como el Conde Draco. Los sedientos de juventud se aprovecharán del desespero de gente dispuesta a vender su sangre a cambio de dinero. Incluso es más que probable que aparezcan mafias dispuestas a arrebatarla a la fuerza. Ten cuidado, no vaya a ser que, en cuanto te despistes, alguien arrugado y encorvado te clave sus colmillos. O, peor, ¡una aguja!
Imagen: Conde Draco, de Barrio Sésamo.
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