
Hay quien cree que nos estamos cargando el planeta y que su única posibilidad de salvación pasa por la extinción de la especie humana. Yo misma lo creo muchas veces. Sin embargo, también creo en nuestra capacidad de reacción y cambio. Porque, como ya nos demostró J.A. Bayona con su maravillosa y premiada película, a veces lo imposible deja de serlo.
Érase una vez un adolescente al que le gustaba practicar submarinismo. Con ocasión de un viaje a Grecia, descubrió que en el mar había más plástico que peces. Escandalizado, decidió cambiar el mundo. Se trata de Boyan Slatan, un inventor y emprendedor neerlandés de origen croata que, con dieciséis años, se propuso limpiar los mares y ríos de plásticos.
Creó The Ocean Clean Up, una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo principal es recoger, para el año 2040, el 90% de los plásticos que hay en los océanos. En paralelo, lleva a cabo tareas de sensibilización sobre la problemática de los plásticos para el medioambiente y la biodiversidad. Sin duda, es un proyecto ambicioso. Y necesario.
Toneladas de basura plástica nadan en mares y ríos. Incluso existe una isla flotante al norte del océano Pacífico formada por centenares de miles de residuos que las corrientes marinas arrastran hacia allí. Latas, bolsas, botellas, redes de pesca, tapones, neumáticos y así un largo etcétera. La isla tiene el tamaño de Rusia. ¡Casi nada!
Boyan, indignado y decidido a cambiar las cosas, consiguió los apoyos necesarios para poder llevar a cabo su idea. Por medio de barreras flotantes sólidas que capturan y concentran los deshechos, y que permiten la huida de los animales que se crucen con ellas, este verano ha conseguido un hito histórico: en una sola extracción ha recogido 11.353 kilos de plásticos. ¡Más de once toneladas! Es su record hasta la fecha.
Sin duda, el trabajo de The Ocean Clean Up es esperanzador. Limpia de plásticos los ríos y los mares, protege a los animales que allí viven, que a menudo confunden los objetos flotantes con comida, y, de paso, cuida de ti. No sé si lo sabes, pero cada semana te comes el equivalente a una tarjeta bancaria. ¡Eres una Visa andante! Va en serio: después de mucho tiemplo flotando, el plástico se desintegra en el agua y se convierte en miles de diminutas partículas casi invisibles llamadas microplásticos. El pez se las come, tú te comes al pez y en tu estómago acaban un montón de partículas multicolor.
Siento decirte que, aunque dejes de comer peces, no te librarás de los microplásticos. Estudios científicos recientes demuestran que también están en las nubes. Pero ¿cómo han llegado allí? Por la evaporación del agua del mar. Así que también llueve plástico. Nos guste o no, el planeta entero está salpicado de este material resistente y longevo. El muy sinvergüenza puede llegar a vivir más que un ser humano. Por eso es tan importante capturarlo antes de que se desintegre.
¿Qué hace Boyan con el plástico que rescata? Lo recicla. Creó unas gafas de sol. Para fabricar un par bastaba con recoger los plásticos de un área marina equivalente a veinticuatro campos de fútbol. Las gafas tuvieron un éxito arrollador y están agotadas. En la actualidad, The Ocean Clean Up colabora con otras entidades recicladoras.
Si lo piensas, Boyan parecía predestinado a librar una ambiciosa batalla contra los plásticos del mar. Su apellido tiene bastante de aptónimo, ¿no crees? Boyan, boya. Si tenemos en cuenta que una boya es una señal flotante que se coloca sobre el agua y que está hecha de plástico… ¡Bingo!
Boyan Slatan no ha sido, ni será, el único chico comprometido con el futuro del planeta. En 2020, seis jóvenes portugueses denunciaron ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos a treinta y dos países por no luchar contra el calentamiento global. España está en la lista. La vista se ha celebrado esta semana y ha despertado muchas expectativas. Jamás se había visto nada igual.
Y qué me dices de la activista medioambiental Greta Thunberg. Tenía tan solo quince años cuando empezó a manifestarse para pedirle a su gobierno que redujera su huella de carbono. Luego vinieron los Fridays for future, un movimiento estudiantil internacional que congrega cada viernes a miles de jóvenes para exigir que los gobiernos tomen medidas climáticas.
Si estos jóvenes han podido idear un modo de cambiar el curso de las cosas, tú también puedes hacerlo. Por ejemplo, podrías dejar de utilizar bolsas de plástico. ¿Sabías que en la Unión Europea se consumen más de cien mil millones de unidades al año? Es una barbaridad. Sobre todo si tenemos en cuenta que las usamos una media de doce minutos, pero tardan décadas en degradarse. Busca alternativas.
Es cierto que cada vez hay más desastres naturales, pero también lo es que cada vez hay mayor conciencia medioambiental. Algo está cambiando, cuando un joven que podría estar jugando a videojuegos, pegado a la pantalla de su teléfono móvil o entregado a pasiones amorosas opta por intentar salvar el planeta. Lo que ayer parecía imposible, hoy es algo factible. Celebrémoslo.
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