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La alegría y los cuervos

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Existen numerosos motivos por los que conviene estar cerca de animales. Son buenos para la salud mental, porque ayudan a reducir la ansiedad y la depresión; transmiten cariño, alegría y diversión; cuidarlos aumenta la empatía, la compasión y la responsabilidad. En definitiva, los animales nos hacen mejores personas. Por si esto fuera poco, resulta que también son estupendos compañeros de trabajo. Los perros son un claro ejemplo de ello. Resultan imprescindibles en la búsqueda de personas desaparecidas, a veces en circunstancias muy difíciles. El libro Centinela de los sueños, de Emilio Lara, habla de este tema con una sensibilidad exquisita. Los perros también se convierten en los ojos de personas invidentes; dan la voz de alarma cuando quien padece diabetes tiene una bajada de azúcar; son capaces de predecir un inminente ataque epiléptico; pueden alertar sobre desastres naturales. En definitiva, ¡los perros molan! Aunque te parezca increíble, los cuervos también. Tanto, que defenderán la alegría.

Estudios científicos recientes contradicen la fábula El cuervo y la zorra, de Esopo. ¿La recuerdas? El cuervo está feliz porque ha robado un trozo de queso. Está a salvo en una rama, pero una zorra lo ve y empieza a halagarlo desde el suelo. Le pide que cante para ella porque, le dice, está segura de que su música es una maravilla. Halagado, el cuervo accede. Abre el pico, el queso cae y la zorra se lo come. ¡Menudo tontaina! Sin embargo, la realidad es bien distinta: los cuervos tienen una inteligencia equiparable a la de los chimpancés, a pesar de tener un cerebro bastante más pequeño. Además, son capaces de adaptar su comportamiento a sus propias percepciones de los demás.

Los cuervos son tan inteligentes, que una empresa de limpieza sueca, Corvid Cleaning, los está entrenando para que recojan las colillas tiradas en la calle y otros pequeños residuos urbanos. Les enseñan con la clásica técnica de recompensa: colilla igual a comida. Por lo visto, son fáciles de adiestrar y pueden transmitir su habilidad de unos ejemplares a otros. Si todo va como se espera, la prueba piloto de los cuervos basureros se iniciará en la ciudad de Södertälje. Thomas Thernström, el fundador de la empresa, está muy animado con la idea. Dice que los cuervos adiestrados podrían ahorrarle al municipio tres cuartas partes de los gastos que generan las colillas. ¡Nada mal! De funcionar, exportaría la idea a otros municipios suecos. Sin embargo, el empresario también es consciente de que la inteligencia de estos animales puede volverse en contra del proyecto, porque no descarta que aprendan a engañar a las máquinas dispensadoras de alimentos. ¡Pillines!

Si todo funciona como planeado, los cuervos se convertirán en grandes aliados en la defensa del medioambiente. El tabaco no solo es malo para nuestra salud. A estas alturas, ya nadie duda de sus efectos cancerígenos. Esto no es casual, contiene más de siete mil sustancias químicas tóxicas. ¡Siete mil! Por desgracia, las colillas abandonadas contaminan suelos, aguas y ecosistemas y, por si esto fuera poco, su esperanza de vida es de doce años. Encima, una sola es capaz de estropear diez mil litros de agua. La cosa es seria: se estima que hay dos billones de colillas en la naturaleza. Con razón Thomas dice que la inteligencia de la que hacen gala los cuervos no es compartida por las personas que siguen tirando colillas al suelo. ¡Tarúpidos!

Contar con cuervos basureros será motivo de alegría. Nos ayudarán a arreglar parte del estropicio que los humanos causamos. Claro que, si no ensuciáramos, no tendríamos que limpiar. En cualquier caso, pueden convertirse en un equipo que vuele a favor del planeta. Hay quien adora a este animal, incluso lo tiene como mascota. No es broma, parece que es cariñoso y juguetón. Un vecino de Pamplona afirma que «es como un perro con alas».

El problema es que en nuestro inconsciente colectivo está grabado a fuego que los cuervos no son de fiar. Si eres una persona cinéfila, los asociarás a la inolvidable y terrorífica película Los pájaros, de Alfred Hitchcock. Utilizó más de tres mil ejemplares adiestrados. Mientras escribo esto, recuerdo a la pobre Tippi Hedren refugiada en una cabina telefónica. También, siendo atacada en la habitación. Hace poco he leído que el corte en la cara fue real. Apenas podía moverse, los pájaros estaban unidos a su ropa con hilos de nailon. Con razón confesaría, tiempo después, que aquella semana de rodaje fue la peor de su vida. Qué simpático, el director. Otro ejemplo cinematográfico es The Crow, donde un cuervo guía al espectro de un hombre para que pueda vengarse de quienes le asesinaron brutalmente. ¡Qué delicia! El refranero popular tampoco deja muy bien al animalito, ¡dice que arranca los ojos! Con todo esto, es normal que los cuervos nos asusten, ¿no crees?

La próxima primavera, los cielos se llenarán de aves migratorias que regresarán a nuestra tierra para construir su hogar. No obstante mi afición a la ornitología y mi deseo de ser capaz de extender las alas, confieso que me cuesta imaginar nuestras ciudades sobrevoladas por cuervos. Por más útiles que resulten. Lo cual es una tontería, porque ya las sobrevuelan gaviotas, de quién sí deberíamos tener miedo. Son conocidos sus despiadados ataques a gorriones y palomas, así como su mirada amenazante a quienes osan comer en su presencia. Hitchcock también las utilizó para su película y dijo que, si bien los cuervos son más inteligentes, las gaviotas son más viciosas. Menuda alegría tener a ambos sobre nuestras cabezas.

«En una bandada de blancas palomas, un cuervo negro añade más belleza incluso que el candor de un cisne». Giovanni Boccaccio

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Publicado en Escritura Historia real Naturaleza

2 comentarios

  1. Tita Tita

    No comparto ,tantos elogis a los cursos,a mi me gutan los animales salvajes especialmente los tigres, en foto o en pelicula….y adoro a los ositos si són de peluche, però agradezco el articulo porque nunca hubiera leido nada sobre ellos, y he aprendido los atributos q desconocia.
    GRACIAS

    • Virginia Virginia

      Gracias a ti por leer y comentar el texto. Un abrazo.

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